A la hora de pintar cualquier superficie existen diferentes técnicas y tipos de pinturas que cada vez hacen más complicado decantarse por una. Si somos novatos en la materia, siempre podemos recurrir a un pintor profesional para que nos asesore y se encargue de pintar nuestra vivienda, habitación o el techo de la cocina. Dentro de este ámbito cada vez está tomando más relevancia, un método que permite dar una determinada tonalidad a ventanas y puertas de aluminio, rejas, radiadores etc. Se llama pintura al horno, una técnica que generalmente se empleaba en la industria pero que ahora se aplica en otros campos.
Este tipo de pintura se denomina así ya que en el último proceso se mete en un horno para que quede bien impregnado todo el material.
Qué es la pintura al horno
En realidad la pintura al horno es un tipo de pintura en polvo muy empleada en la carpintería de aluminio o metálica para dar una tonalidad a un determinado producto. Se llama así porque el recubrimiento es en forma de polvo y su aplicación se realiza por medios electrostáticos a un material metálico.
Una vez aplicada, se introduce a un horno a una temperatura aproximada de 150 grados lo que provoca que se adhiera. Este último proceso es el que aporta unas propiedades muy resistentes a la intemperie y al constate uso. La principal diferencia respecto a la pintura convencional reside en que la primera no necesita ningún tipo de disolvente por lo que hace que el procedimiento sea más ecológico.
Ya hemos dicho anteriormente que el uso de este tipo de pigmentación era plenamente industrial o para otros sectores como el comercial, automoción, hospitalario etc. Ahora, teniendo en cuenta sus propiedades, se emplea también en uso doméstico como en muebles de terraza, escaleras, radiadores, cerramientos metálicos y de aluminio etc. Eso sí, debido a que se somete a temperaturas muy elevadas, no se puede aplicar en todos los materiales.
Ventajas de la pintura al horno
El uso de este tipo de pintura conlleva numerosas ventajas y por eso su utilización ha derivado en una combinación entre el uso industrial y el doméstico. Además de poder usarse en una amplia gama de colores, el empleo de este tipo de pintura aporta grandes beneficios.
Por ejemplo, su gran resistencia a las altas y bajas temperaturas ha hecho que sea muy empleada en mobiliario exterior, así como en cerramientos destinados a este fin como rejas, barandillas etc. Sus componentes les permiten ofrecer un acabado duradero y resistente a los agentes corrosivos, evitando unas labores de mantenimiento.
Por último tampoco podemos olvidar el poco impacto ambiental que tiene apostar por la pintura al horno. La concienciación medioambiental está haciendo que muchas empresas y particulares confíen en métodos ecológicos para pintar determinados espacios.
Más allá de su uso industrial, la pintura al horno se aplica en cerramientos de todo tipo. Poder pintar una puerta, una ventana o en radiador de un determinado calor aportará mayor uniformidad a cualquier tipo de estancia. Si quieres saber más sobre ella, uno de nuestros profesionales te asesorará sobre sus propiedades, su utilización y en qué superficies es recomendable su uso.
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