Dentro del amplio ámbito de reformas que se pueden dar en una vivienda, el pintar pasillos o habitaciones es un trabajo que solemos realizar nosotros mismos. Parece una labor sencilla pero si no llevamos una correcta planificación, podemos cometer errores de bulto que supongan un mal acabado, tengamos que repetir la labor o apostar por un pintor profesional.
Pintar nuestro hogar conlleva un ahorro económico sustancial que podemos destinar a otro tipo de ámbitos, pero sino lo planteamos bien puede que nos arrepintamos de la decisión tomada.
El primer paso a dar es elegir el color adecuado para casa estancia. Una vez decidido tenemos que apostar por pinturas específicas para el baño o la cocina y si nuestra vivienda tiene ya unos años probablemente tenga gotelé y nos pensemos quitarlo o no.
Pasos previos a pintar tu hogar
Una vez elegido el tono o las tonalidades, toca calcular la cantidad de pintura a emplear. En centros especializados te asesorarán, resolverán tus dudas y te ayudarán a calcularlo. Siempre es aconsejable comprar un poco más para corregir posibles manchas o toques que se den en un futuro.
Tras esta paso hay que vaciar la habitación, si podemos, retiraremos todos los muebles y los llevaremos a otra estancia. Si no es el caso, los ubicaremos donde menos molesten y lo más alejado posible de las paredes para evitar mancharlos. Además conviene taparlos con sábanas o toallas viejas. Después de esto se debe tapar rodapiés, interruptores, enchufes etc. con cinta de carrocero con el fin de que no sufran salpicaduras.
Ahora solo nos queda un último paso antes de ponernos a pintar. Toca lijar la superficie y eliminar desconchados, tapar agujeros, grietas… y quitar el polvo acumulado. Dejamos toda la superficie lisa y damos una capa de imprimación para que absorba mejor la pintura. Dentro de los diferentes tipos de pintura existentes en el mercado, la plástica y la acrílica son las más empleadas, dependiendo de la zona donde vayamos a actuar.
Material a emplear
Igual de importante es dejar la superficie lista como utilizar los materiales adecuados. Brochas, rodillos de varias medidas, pinceles son algunos de las herramientas indispensables. Pero tampoco podemos olvidar cubos, escalera y demás elementos que nos permitan preparar el espacio.
Antes de ponernos manos a la obra, conviene hacer pequeñas pruebas de color en zonas poco visibles. Una tonalidad puede variar mucho si le da solar o artificial, por lo que es indispensable cerciorarnos de que hemos elegido la tonalidad adecuada.
¿Por dónde empezar?
Si hemos decidido pintar nosotros mismos y hemos descartado contratar los servicios de un pintor profesional, lo mejor será centrarse en diferentes espacios. Seguramente, por motivos laborales, pintaremos el salón, habitación o pasillo el fin de semana por lo que lo más indicado es ir estancia por estancia. Así el desorden solo afectará a una parte de nuestra vivienda y a no ser que tengamos una mansión en 2-3 findes nuestra casa parecerá como nueva simplemente con unas manos de pintura.
De todas formas, si queremos abreviar este espacio de tiempo y tener un acabado sobresaliente, la contratación de un profesional siempre está encima de la mesa. Por un determinado importe, además de evitar errores de planificación, tendremos los sábados y domingos para nosotros mismos y poder descansar tras una semana dura de trabajo.
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